¿Posee usted el perfil ideal del directivo o ejecutivo del S.XXI?

¿Cuáles son las cualidades y habilidades que le exigirán los cambiantes entornos de negocios a los niveles de mando del futuro a muy corto plazo? Esta fue la pregunta que se hicieron los responsables de un reciente estudio realizado en EE.UU., Europa, Japón y América Latina, en el que se entrevistaron a más de 3.000 directivos de alto nivel y unos 200 profesores universitarios. Este estudio se planteó como objetivo definir «el perfil ideal del directivo del Siglo XXI». A partir de sus resultados hemos elaborado el cuestionario que mostramos más adelante. Nótese que las quince cualidades básicas que aparecen en dicho cuadro están organizadas en el orden de importancia y prioridad que le asignaron los entrevistados.

Únicamente con el propósito de evitar que se produzcan interpretaciones diferentes del significado de esas cualidades entre el lector y nosotros, creemos conveniente comentarlas, aunque sea brevemente.

  • Disposición para aprender: cualidad indispensable para poder mantener un proceso continuo y acelerado de actualización.
  • Capacidad de planificación: los niveles de mando tendrán que ser cada vez más planificadores y menos administradores y ejecutores.
  • Habilidades conceptuales: los rápidos cambios del entorno obligarán a los niveles de mando a recurrir cada vez más a los principios básicos, a los «grandes conceptos» y «grandes ideas» de la gestión, evitando centrar la gestión en los detalles operativos del día a día; será la única manera de organizar y ordenar los hechos que les planteará el entorno.
  • Orientación a los resultados a corto, medio y largo plazo: los niveles de mando tendrán que centrar su atención prioritaria en los objetivos futuros que se pretenden alcanzar y menos en la gestión de la rutina diaria.
  • Liderazgo y conducción de equipos: una condición fundamental de los niveles de mando del futuro será su capacidad de liderazgo para poder conducir a sus áreas de responsabilidad por nuevos (y hoy desconocidos) caminos; los directivos y ejecutivos del futuro no podrán limitarse a administrar lo existente.
  • Autocontrol: los continuos cambios que se producirán en el entorno y los mercados, implicarán el surgimiento de más y más ocasiones de «crisis»; ante las mismas, los niveles de mando deberán ser capaces de mantener el control sobre sí mismos y sobre la situación en la que estén inmersos.
  • Coherencia: el directivo o ejecutivo deberá proyectar una imagen «sólida», aunque no autoritaria (por ejemplo, mantener firmes sus ideas, hacer lo que predica, enseñar con el ejemplo, mantener los planes hasta alcanzar los objetivos, y similares).
  • Capacidad de motivación y comunicación: los niveles de mando deberán ser capaces de lograr que los subalternos les sigan por convencimiento, no por imposición de «órdenes superiores».
  • Capacidad para tomar decisiones bajo presión: especialmente ante problemas complejos y nuevos.
  • Creatividad: los nuevos (nunca vistos) retos que les planteará el futuro a los niveles de mando les obligarán a generar más ideas nuevas, abandonando las soluciones rutinarias y trilladas.
  • Flexibilidad: un entorno cambiante exige cambios continuos en los enfoques, métodos y mecanismos de gestión: el directivo o ejecutivo deberá estar listo para asumirlos e implantarlos con rapidez.
  • Sensibilidad intercultural: la acelerada dinámica de la sociedad del futuro obligará a los niveles de mando a abrir sus mentes a nuevas áreas y conocimientos culturales, incluso hacia ámbitos que hoy se asume que no pertenecen al mundo empresarial.
  • Gran capacidad para la recopilación y análisis de un flujo creciente de información: cada vez se impone con más fuerza la idea de que «el verdadero poder reside en la información»; quien posee la mejor información puede tomar las mejores decisiones.
  • Gran capacidad para realizar diagnósticos objetivos de las situaciones del entorno: sólo así se podrán tomar las decisiones más eficaces; la velocidad de los cambios hará que se disponga de menos tiempo para corregir los errores que se cometan.
  • Eficiencia: no sólo será necesario trabajar con eficacia (capacidad para alcanzar los objetivos), sino que se requerirá una alta dosis de eficiencia, es decir, de la capacidad para alcanzar los objetivos utilizando la menor cantidad posible de recursos (tiempo, dinero, personas, etcétera).

Al margen de esta lista de cualidades, del estudio que estamos comentando surgieron dos conclusiones importantes. La primera de ellas es que los directivos entrevistados llegaron a la conclusión de que no se trataba sólo de «cualidades deseables», sino que:

 

Los directivos que no logren desarrollar esas cualidades no sólo no estarán en condiciones de dirigir eficazmente sus organizaciones o una parte de ella (por pequeña que sea), sino que, irremediablemente, serán desplazados de los puestos de dirección ya que serán incapaces de adaptarse a sus nuevos entornos de negocios.

 

En segundo lugar, otro de los hallazgos más reveladores del estudio es que, a pesar de que se mantienen varias de las cualidades y habilidades exigidas en la actualidad a un buen directivo, desaparecen otras que muchos empresarios y directivos siguen procurando en sus niveles mando altos y medios. Entre las que desaparecen podemos citar, como las más notorias: eficaz uso de la autoridad y don de mando, independencia y autonomía de decisión, excesiva dedicación al trabajo («trabajo-adicción») y fuerte personalidad.

Veamos, pues, el cuestionario de auto-evaluación. La evaluación es sencilla: analice sus cualidades y habilidades y marque, en las casillas, o NO si usted las posee. El objetivo final es que usted analice, luego, todas las respuestas NO con el fin de elaborar un plan de trabajo personal para desarrollar esas cualidades y habilidades específicas.

No
1 Disposición para aprender.
2 Capacidad de planificación.
3 Habilidades conceptuales.
4 Orientación a los resultados a corto, medio y largo plazo.
5 Liderazgo y conducción de equipos.
6 Autocontrol
7 Coherencia.
8 Capacidad de comunicación y motivación.
9 Capacidad para tomar decisiones bajo presión.
10 Creatividad.
11 Flexibilidad.
12 Sensibilidad intercultural.
13 Gran capacidad para la recopilación y análisis de un creciente flujo de información.
14 Gran capacidad para realizar diagnósticos objetivos de las situaciones del entorno.
15 Eficiencia (u no sólo eficacia), en términos de lograr siempre la mejor relación esfuerzos-resultados.

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