Gestión Básica Empresarial
En este artículo vamos a ver algunas cuestiones sobre la importancia de una gestión empresarial de calidad y cómo podemos hacer para conseguirla. Actualmente, cualquier empresa que participa en el mercado debería realizar una correcta gestión de sus recursos ya que esto puede asegurar el éxito o el fracaso de la organización.
¿Qué es la gestión empresarial?
La gestión empresarial engloba todas las acciones orientadas a mejorar la productividad y competitividad de un negocio. Esto supone por ejemplo una adecuada planificación de los gastos, de la producción o de las ventas. O un correcto manejo del personal, pues es importante que se cuente con una persona o personas especializadas que tengan la capacidad de poder organizar, controlar y dirigir un grupo de personas.
La gestión debe contar con una serie de características básicas para su correcto funcionamiento, debe ser eficiente, comunicativa, practica, impulsora, colaborativa o que ejerza liderazgo. Y seguir una serie de valores que la hagan fiel y compatible con los objetivos de la organización, como puede ser la pasión, calidad, innovación, ética o empatía.
En la Gestión Empresarial se busca crear estrategias que permitan el correcto desarrollo, crecimiento y posicionamiento de la empresa. Por lo que es fundamental hacer un seguimiento exhaustivo para asegurarnos de que cada función se realiza correctamente.
Estrategia Básica de gestión
En todo caso o situación, es importante que en la organización dispongan de una plataforma estratégica fundamental a partir de la cual se desarrollarán las políticas sectoriales y los planes de acción para toda la empresa y todos sus productos y servicios.
Esta plataforma es lo que llamamos OBJETIVOS BÁSICOS DE GESTIÓN, cuyo conjunto conforma, la ESTRATEGIA BÁSICA DE GESTIÓN.
La estrategia básica se establece en función de tres tipos de objetivos que, a su vez, se subdividen en diferentes opciones estratégicas:
El primer objetivo es la RENTABILIDAD. Que se puede alcanzar a través de:
- Explotación: obtención de los beneficios más altos posibles en el plazo más breve posible, aun cuando se ponga en riesgo la generación de beneficios futuros.
- Estabilidad: logro de beneficios estables durante un largo periodo de tiempo, lo que implica que, para garantizar los beneficios futuros, es necesario invertir parte de los beneficios actuales.
- Inversión: búsqueda de grandes beneficios futuros, aun a costa de sacrificar la rentabilidad lograda a corto plazo.
El segundo objetivo es la PARTICIPACIÓN EN EL MERCADO. Que se puede alcanzar a través de:
- Crecimiento: Obtener un incremento sostenido en el área de negocios del mercado donde opera nuestra empresa.
- Defensa: mantener los actuales niveles de participación estableciendo una estrategia de defensa o de “no crecimiento”, pero sin que implique una disminución de la participación.
- Reconversión: Transformar el área de negocios en el que opera la empresa con el fin de participar en áreas o mercados diferentes.
- Salida: Eliminar productos o áreas de negocios por medio de la disminución gradual o drástica de la participación de mercado.
Y, por último, el tercer objetivo es el posicionamiento.
Mediante una estrategia no diferenciada, es decir, la empresa considera el mercado como un todo, ignorando los segmentos que lo componen, y además se dirige de la misma manera a todos los grupos que lo integran, con los mismos productos o servicios y con las mismas estrategias.
Estrategia diferenciada, cuando la empresa reconoce la existencia de una variedad de segmentos en el mercado y trata de satisfacerlos a todos o a la mayoría de ellos, por lo que desarrolla productos o servicios que responden a las características de esos segmentos y, si es necesario, se desarrollan estrategias diferentes para los mismos.
Una estrategia concentrada, la empresa selecciona un único segmento del mercado, o incluso un “nicho” dentro de un segmento, y enfoca todas sus productos, servicios y estrategias en satisfacer a el mismo.
En relación con las tres vertientes básicas debemos recalcar que no son excluyentes entre sí, si no que, por el contrario, las mismas se entrelazan para configurar la estrategia básica.
Así, por ejemplo, para un producto o servicio determinado, la empresa puede estructurarlo de esta manera: Una estrategia de INVERSIÓN con el fin de alcanzar el CRECIMIENTO de la participación de mercado, que se alcanzará como resultado de un nuevo POSICIONAMIENTO.
Sin embargo, para otro producto o servicio (de la misma empresa y en el mismo periodo) la estrategia básica podría ser: EXPLOTACIÓN como resultado de la SALIDA del mercado, abandonando el POSICIONAMIENTO selectivo en el que se encontraba.
Por lo que puede notarse que la elección de las opciones básicas establece de inmediato las directrices que se han de seguir en el desarrollo de las estrategias y en la selección de las tácticas.
Por ejemplo, si para la rentabilidad se elige la opción inversión, las opciones estratégicas a seguir serán muy distintas a si se opta por la opción explotación o estabilidad. La decisión de invertir en el producto implicará mayores inversiones en comunicación de marketing, estudios de mercado, Investigación & Desarrollo, un enfoque más agresivo en la gestión del precio, mayores concesiones a los canales de distribución, etcétera. Y lo mismo se aplica a las otras opciones básicas (participación de mercado y posicionamiento).
¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de implantar una estrategia de gestión?
La adopción e implantación de una estrategia de gestión evita que en dicha gestión se cometan tres importantes y peligrosos errores:
- Elaborar planes de acción sin antes haber definido con precisión el o los objetivos que se pretenden alcanzar.
- Elaborar planes sectoriales (por productos o servicios, para las distintas áreas operativas) sin que respondan a un planteamiento global, integral y coherente sobre cuáles son las grandes líneas estratégicas que debe seguir la empresa.
- Elaborar planes para un mismo producto o servicio, área o mercado, que carezcan de continuidad en el tiempo y coherencia entre sí.
¿Cómo controlar la gestión empresarial y mantenerla en el tiempo?
Para seguir unas coherentes decisiones estratégicas y que la gestión de nuestra empresa se mantenga efectiva con el paso del tiempo, podemos realizar una serie de controles que nos hagan estar atentos a los cambios de nuestra empresa y nos recuerden los objetivos que buscamos alcanzar. Por ejemplo, realizando un plan estratégico, estableciendo los presupuestos con antelación, midiendo el desempeño de nuestros empleados o realizando rutinarios controles de calidad en nuestra producción y/o distribución.
En definitiva, la estrategia básica se puede considerar la plataforma estratégica fundamental a partir de la cual se desarrollan las estrategias sectoriales referidas al producto o servicio, el precio, la comunicación y la distribución. Es decir, en el fondo, la estrategia básica define las características que tendrá el marketing mix del producto o servicio y su gestión.
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