Tal y como se ha dicho tantas veces, hoy más que nunca, ante los acelerados cambios que se producen en los entornos de negocios, es imprescindible que los directivos y empleados tomen el control del futuro de sus empresas con el fin de pasar de un proceso de evolución natural y espontánea de sus organizaciones (válido en el pasado, pero ya no más) a una gestión basada en la transformación y evolución provocada y controlada de las mismas.
EL PELIGRO
Si no se hace así es muy posible que los cambios que necesaria e ineludiblemente habrán de producirse en el futuro superen la capacidad de reacción de las empresas y éstas desaparezcan ante la imposibilidad de resistir las presiones que recibirán. Recuérdese que las empresas subsisten porque son capaces de responder a determinadas demandas y requerimientos de sus mercados. Si ese mercado cambia, las empresas necesariamente tienen que cambiar.
LA PREGUNTA CLAVE
La pregunta que debemos hacernos es:
- ¿Por qué muchas empresas son incapaces de seguir un proceso de cambio fluido, en el que no se produzcan situaciones traumáticas o, aún peor, que frenen el propio proceso de transformación?
La realidad es que en demasiadas empresas existen problemas de fondo que impiden esa evolución fluida. Todos esos problemas están relacionados con las actitudes que asumen muchos directivos y empleados cuando deben hacer frente a la incertidumbre que caracteriza los entornos de negocios actuales; actitud que puede resumirse de la siguiente manera:
- Ante la presión del cambio, se aferran aún más a los esquemas tradicionales de gestión y reaccionan con respuestas equivocadas.
Las respuestas equivocadas más comunes en los procesos de cambio
Las 10 principales respuestas equivocadas que se dan a los procesos de cambio son las siguientes:
1.- Respuestas limitadas
Centrarse en áreas aisladas de la empresa (resultado de la aplicación extrema del principio de la «especialización de funciones»), en vez de gestionarla como un sistema integral que funciona como un todo.
2.- Respuestas desfasadas
Pretender dar a situaciones completamente nuevas y únicas las soluciones estereotipadas y repetitivas que tuvieron éxito en el pasado, olvidando que «el presente nunca es ni será una repetición exacta del pasado» (y ahora mucho menos).
3.- Respuestas simplistas
Utilizar modelos simplistas e, incluso utópicos, de la empresa, de su gestión y de sus relaciones con los mercados: no se gestiona la empresa tal y como es, sino como se cree que es, dos cosas que no siempre coinciden.
4.- Respuestas a muy corto plazo
La rutina y las presiones diarias impiden desarrollar la necesaria visión de futuro que requiere la empresa para la eficaz gestión del proceso de cambio.
5.- Respuestas reactivas
Aun reconociendo la necesidad de un cambio, negarse a hacerlo por no saber hacia dónde debe orientarse la empresa o, peor aún (que siempre los hay), negarse a hacerlo para no perder los privilegios personales alcanzados.
6.- Respuestas aisladas
Afrontar los problemas de forma aislada, sin percatarse de que, en realidad, se tratan de complejos «sistemas de problemas» que interactúan y se condicionan entre sí.
7.- Respuestas ancladas
Mostrarse incapaz de estructurar una misión clara, precisa y orientadora para la empresa, ya que todo el pensamiento de la organización está «anclado» en el pasado.
8.- Respuestas repetitivas
Recurrir a modelos de comportamientos estáticos y rígidos, cuando la realidad les plantea situaciones que requieren respuestas nuevas, dinámicas y flexibles.
9.- Respuestas basadas en el poder
Especialmente peligrosa en los niveles de dirección, esta respuesta equivocada surge cuando se reduce la gestión a la simple fórmula de «mando y control», centrada, en el fondo, en la «administración del poder», no en el desarrollo de un liderazgo que realmente permita dirigir y orientar la empresa hacia un futuro más promisorio.
10.- No respuesta
Pretender gestionar el cambio manteniendo “el piloto automático”; un proceso de cambio requiere de líderes que guíen la empresa por los nuevos derroteros que le van a garantizar su futuro. Si no se actúa de forma proactiva, el cambio puede arrastrar la empresa al abismo.
¿Te has enfrentado a alguna de estas respuestas equivocadas? Aprende a identificarlas ya superarlas para liderar una transformación empresarial efectiva. ¡No te quedes atrás! El éxito de tu empresa depende de ello.
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