Auto-evaluación de sus actitudes directivas para la toma de decisiones

Es importante recordar que las actitudes son un producto de la formación cultural de cada individuo, no cualidades  innatas, y que, como tales, pueden ser modificadas y mejoradas, si existe suficiente voluntad y decisión para ello.

Para cada asunto planteado en este esquema de auto-evaluación existen tres posibles respuestas:

  • Siempre.
  • A veces.
  • Nunca.

 

Analice su propio comportamiento personal y habitual y marque la casilla que mejor se corresponda con el mismo.

Sea lo más honesto posible: a menos que usted decida lo contrario, nadie verá los resultados de su auto-evaluación.
Como se sabe, aunque se pretenda, es imposible engañarse a uno mismo.

Veamos.

 

AUTO-EVALUACIÓN DE SUS ACTITUDES DIRECTIVAS PARA LA TOMA DE DECISIONES

 

Siempre

A veces

Nunca

1

Evita limitarse únicamente a los síntomas del asunto analizado y profundiza hasta llegar a sus verdaderas causas.

2

No se establece límites a la búsqueda, identificación y análisis de los hechos que le van a permitir conocer mejor el asunto.

3

Es capaz de concentrarse cien por ciento en la toma de decisión, dejando a un lado todos los otros asuntos de su trabajo.

4

No trata de encontrar todas las soluciones por si solo: recurre a sus colaboradores.

5

Cuando está a “mitad de camino” en el proceso de toma de decisión, sabe detenerse y determinar si, en realidad, está siguiendo el rumbo correcto.

6

Utiliza sin prejuicios su intuición, sus “relámpagos de genialidad”, pero sin limitarse tan sólo a ellos.

7

Mantiene su mente abierta a todas las posibilidades (usualmente, existen varias soluciones óptimas).

8

Establece un procedimiento o proceso estándar para la toma de decisiones y le exige a sus colaboradores que lo sigan.

9

Se concentra en el objetivo que se pretende alcanzar; lo importante es llegar al objetivo, no cómo se llega.

10

No toma una decisión hasta estar plenamente seguro de saber que es lo que se procura lograr y de conocer todos los aspectos implicados.

11

En caso necesario, está dispuesto a modificar todos los pasos dados hasta un determinado momento si descubre que sus enfoques iniciales estaban equivocados.

12

Se cerciora, antes de implantarla, de que la decisión adoptada se ajusta y responde a la realidad, las condiciones y las circunstancias de la empresa.

13

Procura alcanzar la solución ideal, pero no es excesivamente soñador.

14

Toma siempre en consideración al parecer de otras personas.

15

Sabe evaluar la importancia de una decisión: le dedica el tiempo necesario a los asuntos importantes, pero no le da vueltas y vueltas a una decisión de escaso impacto en la organización.

16

Cuando llega el momento de elegir la “mejor alternativa”, es cauto; es siempre posible que exista otra solución mejor, pero sin caer en el extremo de la parálisis por exceso de análisis.

17

Es consciente de que cuando se toma una decisión sobre un aspecto de la empresa es siempre necesario considerar su impacto en las otras áreas de la organización.

18

No olvida nunca que los problemas no se solucionan por si solos: es necesario enfrentarlos y resolverlos.

19

Sabe identificar cuáles son los prejuicios que pueden estar condicionando y desviando su decisión.

20

No basa sus decisiones actuales en eventos posibles que espera que sucedan o que ansía o procura que se produzcan.

21

No permite que los eventos negativos del pasado, incluidos los propios errores cometidos, influyan en sus decisiones actuales.

22

No se preocupa por los problemas, se ocupa de solucionarlos.

23

No trata de solucionar al mismo tiempo todos los problemas; establece un plan de trabajo que incluye una escala de prioridades, y luego lo cumple.

24

Es capaz de delegar en otros la toma de ciertas decisiones o la solución de algunas partes de un problema mayor.

25

Es consciente de que ni la buena voluntad ni las palabras (reuniones, discusiones) son sustitutos de la acción.

26

Reconoce que la excusa de ser “prácticos” no es suficiente para justificar que las cosas se hagan de la misma forma como se han hecho siempre.

27

Si el problema que debe resolver es de tal magnitud que le abruma, es capaz de dividirlo en partes más manejables y afrontarlas en orden de importancia.

28

Es consciente de las cuatro principales causas de error en la toma de decisiones:

a) Iniciar el proceso sin antes haber definido con precisión qué es lo que se pretende lograr.
b) Pasar a la decisión sin antes haber analizado en profundidad la situación bajo análisis.
c) Tomar la decisión en función de la primera alternativa que surge.
d) Tomar la decisión sin antes haber evaluado las diferentes alternativas posibles.

Sé el primero en comentar.

Deja un comentario

Tu dirección de correo no será publicada.


*